Las várices no son hernias, ni apéndice, ni vesícula biliar, donde se abre, se remienda, se cierra y la curación está asegurada en la mayoría de los casos.
Son un padecimiento crónico sometido a accesos evolutivos obligatorios, pero variables según las personas. Por lo tanto, no es posible que la cirugía asegure una solución definitiva para esta enfermedad. En la inmensa mayoría de los casos, las várices exigirán el tratamiento esclerosante sólo o asociado a la cirugía.
En la actualidad, el método esclerosante FOAM o de la espuma compacta, permite actuar sobre grandes várices, evitando las intervenciones quirúrgicas con un excelente resultado estético.
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